Manuel Lajo
Martes 21 de Diciembre 2010
Después de la guerra político-mediática entre el Grupo Gloria-Coazúcar y el Grupo Oviedo de Pomalca - respaldado por los trabajadores azucareros, un sector (a mi juicio el no alanista) del APRA y la mayoría de los Congresistas - en los próximos días Gloria –aprovechando la observación por Alan García de la ley de prolongación de un año de la protección patrimonial aprobada por el Congreso- intentará comprar las acciones estatales de Cayaltí, con lo que la hegemonía lograda en las azucareras de La Libertad (Casagrande y cinco más) podría empezar a extenderse a Lambayeque (hacia Cayaltí pero especialmente Pomalca).
No es seguro que lo logren porque la resistencia es aguerrida.
Las últimas declaraciones de la SNI -que muestran el mundo al revés pretendiendo que defender el monopolio de Gloria S.A. es defender la "libre competencia" - comprobamos que no hay límite para la ambición del gran capital y que su mejor instrumento es la pobre moral de la dirigencia política peruana y la actual Constitución autocrática y neoliberal (lograda con el Golpe de 1992, dos fraudes: para imponer el control del CCD y para "aprobar" el referéndum 1993).
El crecimiento de los grupos económicos es incesante como lo es el sometimiento del estado criollo a sus objetivos de corto y largo plazo. El monopolio del Grupo Rodríguez-Gloria SA en lácteos no existiría sin el respaldo que le dio Alan García en 1986: asustó a Nestlé con nacionalizarla para que rematara sus acciones a los Rodríguez. El imperio lácteo les costó un precio ridículo (4.5 millones de dólares para una empresa que vendía 100) y a partir de 1987 Alan los llenó de leche importada subsidiada con dólar MUC.
Tampoco existiría el monopolio que va logrando en azúcar sin que las trampas legales de las CEPRIS montadas por Fujimori y los Grupos Romero y otros manejando CONASEV y Proinversión desde 1994 (cambio de modelo y búsqueda de socios para las ex cooperativas azucareras) no le hubieran permitido comprar Casagrande por 10 millones de dólares, una bicoca, bajo el Gobierno de Toledo, en el 2004.
Alan y los ministros Rey, Aráoz, Benavides Ferreyros y Carranza es vienen dando a los monopolios desde el 2007 el mejor regalo: ganancias super-extraordinarias al rebajarles o eliminarles el arancel (25%,17%,12%) para importar los 5 millones de Toneladas que traen de afuera cada año por casi 2000 millones de dólares, en vez de promover la producción nacional agraria.
Este es el esquema del gran capital: control cada vez mayor de los mercados y las ventas y -para legalizarlo-control de la política, los políticos, el Congreso y el poder mediático.
¿Qué hacer?
Debemos lograr mayoría para acabar con los monopolios sin caer en el estatismo. La regulación neoliberal no es solución sino encubrimiento y soborno a los falsos tecnócratas. Una Ley Antimonopolio es muy urgente.
Pero debemos reconstruir el Congreso ganando una mayoría decente. ¿Imposible? Nada es imposible si hay voluntad de lucha y claridad. Solo el conocimiento de estos mercados y de la política puede darnos luces para encontrar y ejecutar acciones en un camino de victoria. Un país más manejado por el capital monopólico, el narcotráfico y con mayor desigualdad, sin identidad clara y mayor violencia (a lo México) no es lo que queremos para el futuro de nuestros hijos.
Por eso no podemos seguir cometiendo el error de dividir a los que quieren el cambio: unamos a las candidaturas patrióticas, ganemos el Congreso para la decencia y no para el soborno, los mercachifles de la política o la mediocridad.
¿Ya es tarde?
No: nunca será tarde para acercarnos con decisión a realizar la promesa de la vida peruana.
¿Y cuáles son los principales monopolios? Gloria y los Grupos Romero (que controla molinería de Trigo y Aceites en alimentos), San Fernando (avícola), Topytop (en algodón), Backus SabMiller en cerveza.
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