2/02/2016

CONTRA LA BARBARIE 1995 -2016




SUMARIO
I.- PARTE:
EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA BAJO LA DICTADURA FUJIMORISTA.

II.- PARTE:
ARTÍCULOS CONTRA LA BARBARIE ECONÓMICA Y POLÍTICA: 1995-2015.

III.- PARTE:
DENUNCIA CONSTITUCIONAL Y PENAL CONTRA LOS AUTORES DE LOS FRAUDES CON QUE SE IMPUSO LA CONSTITUCIÓN DE 1993.

IV.- PARTE:
APRENDIENDO A VENCER A UNA DICTADURA CORRUPTA: VICTORIA NACIONAL E INTERNACIONAL CONTRA UNA PERSECUCIÓN, DESAGRAVIO O REPARACIÓN MORAL EN EL PLENO DEL 13 JULIO 2006 Y DEMANDA AUN PENDIENTE  DE INDEMNIZACIÓN.




CONTRA LA BARBARIE
¿CÓMO RECUPERAR EL ESTADO PERUANO PARA LA DEMOCRACIA?

Lucha y victoria contra la corrupción en:
El Congreso
El Poder Judicial
El Tribunal Constitucional
Los Poderes Mediáticos

En el Perú, bajo la Constitución impuesta mediante Golpe (1992) y fraude (1993) por la organización criminal de Fujimori-Montesinos dos persecuciones políticas –cuyos autores principales permanecen en su mayoría impunes- pusieron en evidencia el atropello (encubierto tras formalismos) al Estado de Derecho que era la esencia de esa dictadura:

1.   El Congreso fue convertido en Tribunal que usurpando la función del Poder Judicial fabricó procesos, sancionó con destitución y despojo de todos sus derechos a tres Magistrados del Tribunal Constitucional que se habían negado a avalar la reelección de Fujimori y a un Congresista que no se calló ante el fraude.
2.   El Congreso obligó al Vocal y Fiscal Supremos a abrir juicio “penal” contra un Congresista sometiendo al Poder Judicial al Congreso, poniendo en evidencia el carácter autocrático de la Constitución fujimorista (Art. 100).
3.   El Congreso despojó de su cargo a un Congresista y lo privó de su inmunidad sin contar con mayoría calificada sancionándolo por imputación de delito antes de juicio.

Es libro contiene los documentos principales, los debates, la noticias, las sentencias y documentos finales y un análisis de cómo la mafia usó al Estado Criollo y los medios de comunicación comprados por Montesinos y Fujimori para difamar, desacreditar y despojar de su cargos a los opositores que nunca se rindieron ni se pusieron de perfil frente al abuso y la corrupción durante el Fujimorato: se trata de los Magistrados del Tribunal Constitucional Manuel Aguirre Roca, Guillermo Rey Terry, Delia Revoredo Marsano y del Congresista Manuel Lajo, despojados de sus cargos en represalia por no someterse sino combatir el intento de reelección y el fraude de la dictadura de Fujimori/Montesinos.

Manuel Lajo fue difamado desde Noviembre 1998 y despojado de su cargo en 1999, con descerraje de su oficina y secuestro de su documentación. Al ser absuelto cuatro años después (luego de largos años de tortura judicial) mediante una sentencia que reconoce que todo fue una persecución política, con 70 Congresistas que lo apoyaron logró otra sentencia del tribunal Constitucional que ordenó al Congreso modificar la Constitución y el Reglamento del Congreso para que en futuro no se cometan abusos tan gigantescos como los realizados contra Manuel Lajo.

Sin embargo, transcurridos 13 años desde entonces y pese a 4 Decisiones del Comité de Derechos Humanos de la Unión Interparlamentaria Mundial el Congreso se demora en cumplir la ley. Devolviéndole sus derechos, desagraviando e indemnizando por el gigantesco daño causado a Manuel Lajo y al CENES por los mecanismos mafiosos y corruptos aun no desmontados en el Congreso y el Estado criollo peruano.

Hace 15 años entregué a Valentín Paniagua, Carlos Ferrero y al diario La República el ensayo “Cómo Recuperar el Congreso para la Democracia”. Nunca fue publicada y no sé si sirvió a Paniagua y Ferrero, que dirigieron la lucha anticorrupción en los años siguientes.

“Cómo Des envilecer el  Congreso” es la continuación de ese ensayo y significa que no logró recuperar el Congreso sino que sigue siendo una institución muy poco democrática y sigue corrupta.

El ensayo de hace una década y media tenía 4 capítulos que mostraban
·         Cómo la lucha anticorrupción había sido convertida en instrumento de la red mafiosa para expulsar del Estado y desprestigiar a los que luchábamos contra sus fechorías: los Magistrados del Tribunal Constitucional Aguirre Roca, Rey Terry y Delia Revoredo y los Congresistas como Beatriz Merino o el suscrito, que nunca nos rendimos al asedio oficialista y sus aliados corruptos en la oposición
·         Cómo habían transformado el sistema de remuneraciones y gastos operativos en un mecanismo de prebendas –en su conjunto llegaban a pagar 10 mil dólares mensuales a cada Congresistas- para intentar corromper a todos los parlamentarios de modo que no fiscalicen ni combatan la corrupción generalizada
·         Cómo habían convertido los viajes internacionales (“turismo parlamentario”) en un sistema de premio y castigo para someter a los Congresistas a los intereses del oficialismo corrupto
·         Cómo habían multiplicado innecesariamente las comisiones y otras instancias para aumentar los cargos burocráticos que se podían distribuir entre los Congresistas pero no aseguraban ni la legislación ni la fiscalización correctas. El Congreso fue convertido –y aún lo es- en una parte de la ubre estatal ordeñada por argollas con acceso a tales mecanismos.

Este análisis fue elaborado en Noviembre y Diciembre del 2000, tras una denodada lucha para derribar a la dictadura de Fujimori y Montesinos mostrando los fraudes electorales que explicaban su control de todos los poderes y la política económica a favor de los monopolios (combate que ocupó mis 5 años de Congresista entre Julio 1995 y Julio 2000).

El análisis sirvió también para evitar desde Noviembre 1998 mi liquidación moral y material mediante una campaña psicosocial de destrucción de imagen y un “juicio penal” que me abrió la dictadura para despojarme ilegalmente de mi cargo de Congresista.

Apenas huyó al Japón entregué ese ensayo a Valentín Paniagua, la víspera de ser elegido Presidente de la República; a Carlos Ferrero, la víspera de ser elegido Presidente del Congreso, y a la República (Gustavo Mohme Seminario) esperando publicará el ensayo.

Mi opinión es que durante la década  y media la lucha anticorrupción  y hacia la transición a la democracia tuvo dos etapas:

1.   Una con voluntad bastante radical pero aún con precarios instrumentos legales presidida  por Valentín Paniagua, Javier Pérez de Cuellar y Carlos Ferrero desde Diciembre 2000 (caída de Fujimori) hasta Julio 2001 (toma de mando por Alejandro Toledo) y otra
2.   Durante el Gobierno de Toledo (Julio 2001-Julio 2006) en que fue perdiendo fuerza y dejó –por cuoteo partidario que primó sobre la acción contra la mafia, corrupción en la lucha anticorrupción y recuperación de la capacidad corruptora del Estado criollo, especialmente el Poder Judicial y el Congreso- que una parte de la mafia fujimontesinista se reciclara como “movimiento político” y lograra asociarse parcialmente con el Gobierno de Alan García, buscando recuperar una mayor cuota de poder.

Pero concentremos la atención en el actual Congreso (1990-2000).

LA DICTADURA HA COMPRADO AL CONGRESO PARA SOMETERLO A SU VOLUNTAD

El mundo y el país contemplan con espanto la descomposición de la dictadura peruana en su intento cerril de prolongar su control del estado, es un alarde increíble de cinismo. Pero desmontar el tinglado de instituciones estatales corruptas y corruptoras debe hacerse con decisión y rigor. Construir el Estado democrático de la nación peruana requiere ir al fondo de los problemas para resolverlos y no entrar en complicidad con los vicios que se deben superar.

Este informe revela cómo el Fujimorato ha convertido al Congreso en un instrumento para someter a todo el Estado a los intereses de la cúpula golpista de Abril 92.

Muestra cómo para buscar convertirlos en cómplices de todo atropello Fujimori y su cúpula golpista han establecido diversos mecanismos, mezcla de privilegio y amenaza para obtener una conducta favorable. Tal vez el menos conocido con precisión es cómo se ha aumentado los pagos directos e indirectos hasta llegar a que cada uno de los 120 congresistas obtenga como ingresos o gaste cerca de un millón y cuarto de dólares en el quinquenio si es oficialista y más de 900 mil dólares si es opositor. Estos ingresos, desmesurados en un país de indigencia generalizada, y sobre todo ausentes de evaluación y fiscalización por los ciudadanos que eligen o por partidos que no existen aún como organizaciones democráticas, en muchos congresistas no sólo altera la identificación necesaria con la mayoría del pueblo pobre y desempleado sino que facilita que los intereses de minorías privilegiadas y de sus lobbies se impongan en el trabajo legislativos.

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