1 Febrero 2009
Es esta Fiscal la que impulsó la investigación de los petroaudios a partir de Octubre y -absorbido el escándalo por los aparatos mafiosos del Estado - ahora estaba impulsando la investigación de los chuponeadores. Pero es también la cabeza del Ministerio Público frente a un Poder Judicial en donde muchos afirman con el nuevo Presidente de la Corte Suprema a vuelto a tener control el fujimontesinismo justo en las vísperas de la sentencia que debe condenar a Alberto Fujimori, jefe de la red mafiosa que intenta recuperarse.
¿Quieren castigar a Gladys Echaìz porque no quiso transar abierta o tácitamente con la red mafiosa que logrò mantener el montesinismo dentro y fuera de los aparatos de inteligencia de una sector de las instituciones armadas y que es uno de los factores del poder que ostenta la mafia que intenta reciclarse como alternativa política?
Este sábado 30 de Enero marca un hito en este combate: el pacto de Alan García con el sector más cercano al fujimontesinismo en la FFAA muestra sus límites y peligros. Que el Vicepresidente del Poder Ejecutivo y el Vicepresidente del Poder Legislativo sean connotados fujimoristas y que el Presidente del Poder Judicial muestre tanta simpatìa por la misma corriente ¿no serà algo exagerado? Y la lucha por el manejo de los negocios del Estado con los procedimientos mafiosos se ha intensificado.
Si Alan Garcìa deja el Gobierno volvería el fujimorismo militar a controlar el poder con el Vicepresidente Giampetri .Si el Vicepresidente del Congreso, Aguinaga, es el médico de cabecera de Fujimori ¿No estarán tensando sus fuerzas para consolidar su poder desplazando o amedrentando a la Fiscal de la Naciòn?
En cualquier caso, las fuerzas mayoritarias del Perù, sociales políticas y gremiales, profesionales no pueden permanecer indiferentes o solos como espectadoras de una lucha crucial entre democracia y terrorismo de estado en las alturas del poder político y económico. Deben pronunciarse, unificarse, salir a la calles y alertar a todos los peruanos: democracia sí, corrupción y dictadura no.
Nota: reproducimos un artículo de G. Espinoza escrito antes del atentado con antecedentes sobre el tema.
LA CAJA DE PANDORA
Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*)
De acuerdo con la mitología griega Zeus, el Padre de los Dioses quiso premiar a Epimeteo, y le envió a una bella que lo sedujo y lo convirtió en responsable de todas las desgracias. Antítesis del titán Prometeo, Epimeteo su hermano se ligó a la curiosa Pandora y no pudo evitar que ella abriera una jarra que contenía todos los males que fueron esparcidos por el mundo afectando la vida de los hombres. Desde entonces se suela hablar de “la caja de Pandora” cuando se alude a las desgracias que se pueden descargar sobre un colectivo social en una coyuntura concreta. Y a eso se puede recurrir ahora en el Perú cuando los “audios” que revelaron inicialmente negocios turbios en concesiones petroleras, se extendieron raudamente abarcando los más diversos planos.
Ahora se sabe que los dichosos audios no tuvieron sólo incidencia en el rubro de contratos. Aunque sólo se conoce el 8% del material incautado, ya se puso en evidencia una estructura de dimensiones aún incalculables que compromete a los servicios de inteligencia de nuestro país y del exterior y que revela planes golpistas de significativo relieve.
Las cosas han adquirido tal magnitud que incluso un congresista de la República ha aludido a un Golpe de Estado en marcha, sugiriendo la participación de efectivos navales en retiro y en actividad, empeñados en derrocar al Presidente Alan García imponiendo al país una nueva conducción política.
El escepticismo con el que ha sido tomada la noticia en distintos segmentos de la sociedad, tiene una explicación: ¿qué sentido tendría que la derecha más reaccionaria busque quitar de su puesto a un Mandatario que aplica dócilmente sus planes de dominación y sirve sin chistar los intereses del Gran Capital? ¿Para qué necesitaría la reacción un cambio en la conducción del país cuando bien podría estar plácidamente conforme con la que hoy tiene?
Precisemos, entonces un poco. Lo primero que salta a luz es que la derecha votó por Alan García “tapándose la nariz” en el 2006. No lo hizo porque quisiera al mandatario ni por que confiara en él. Lo hizo acosada por el pánico que le generaba la posibilidad que arribara a la dirección del Estado un candidato que prometía insertar al Perú en el emergente escenario sudamericano, en el que Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales llevan hoy la voz cantante.
Hoy, que lograron su propósito en esa circunstancia, bien podría la reacción estar interesada en librarse de García en precaución de un imaginario cambio cualquiera por parte de un Presidente proclive a las volteretas más alucinantes.
Por lo demás, es claro que ni la derecha ni el imperialismo confían realmente en los denominados “conversos”, los que un día sustentaron una opción y luego se pusieron a la sombra de los poderosos para cantar otra melodía. Pueden valerse de ellos, usarlos incluso, pero estarán dispuestos a echarlos a un lado apenas no los necesiten más, por precaución y por higiene. Y un mandatario que perdió su encanto y su posibilidad de ganar la adhesión de multitudes, ya no les interesa. Cumplió su papel, y eso ya es suficiente.
Finalmente el riego que corrió la derecha en el 2006 no ha desaparecido plenamente. Podría repetirse en los comicios del 2011. En ellos, el mismo candidato que les quitó el resuello en el evento anterior podría amagar nuevamente sus predios y atormentar sus vigilias. Y ya no estará García, en ningún caso, en la posibilidad de ser candidato, con el agravante que la derecha, en el lapso transcurrido tampoco ha sido capaz de promover figuras nuevas que estén en condiciones de sacarle las castañas del fuego.
Si carece de imágenes naturales, ¿qué sentido tiene jugarse a las cartas conocidas en comicios pseudo “democráticos”? ¿Por qué no, entonces, pensar en la posibilidad de patear el tablero y cambiar radicalmente las reglas del juego?
Y es que, en efecto, la derecha más reaccionaria podría estar fácilmente dispuesta a renunciar al escenario formal y entrar en un campo minado, pero ciertamente más sugerente para sus planes. Tal vez el único al que podrían recurrir.
Desplazar de la jefatura del Estado al Presidente García a través de un “golpe de mano” más o menos tranquilo, podría poner en lisa una “sucesión constitucional” por la que se jugaría entera la reacción. De ese modo, asumiría la conducción del Estado el Primer Vicepresidente, el Vicealmirante Luís Giampietri, a quien hoy -se asegura- altos mandos de la Armada consideran el verdadero “Presidente” del país.
Un “gobierno” conducido con “mano dura”, que “no tiemble” ante la subversión y que esté plenamente dispuesto a “acabar con el terrorismo a cualquier precio” podría afianzarse con el apoyo cerrado de la clase dominante y el gran capital. Y si fuera capaz, adicionalmente, de sacar de la circulación al candidato opositor Ollanta Humala, bien podría aglutinar a toda la derecha para marchar a comicios regimentados que pusieran al Marino en Palacio de Gobierno por cinco años más a partir del 2011. Después de todo, ganas no les falta a los golpistas de siempre.
Quienes, desde diversos medios de comunicación, impactados por la idea, han pretendido buscar a Giampietri en procura de una explicación, lo han encontrado internado en la emergencia de un hospital afectado de males cardiacos u otros. Podría ser la tensión del momento, o la coartada perfecta. Muchos misterios, decía Shakespeare, se esconden entre el día y a noche.
Quizá todo ello explique el conjunto de serpientes que han salido esta vez de la Caja de Pandora: una banda encubierta dedicada al espionaje industrial; un núcleo de oficiales de la armada dirigido por el capitán Elías Ponce Feijóo; un instrumental sofisticado que hasta hoy incluye 29 CPU, 3 Laptop, 26 discos duros, 246 diskettes, 672 CDs y 25 USB según versión de la revista “Caretas”; un conjunto de casas, viviendas, oficinas y vehículos de origen aún no determinado; y vínculos con el Poder Político, el Poder Judicial, la Policía y la institución castrense, a más de relaciones frondosas con personalidades encopetadas y caracterizadas por su imagen formalmente “proba” como Alfredo Barnechea, Rafael Rey y algunos otros.
Sin duda un arsenal no sólo de fuego, sino también de recursos, conexiones y posibilidades de acción operativa que bien podría imponer al pueblo peruano el régimen más nefasto de la historia peruana en lo que va de este siglo.
A él, no serían en absoluto ajenos servicios de inteligencia del exterior y entidades del crimen que tienen conocida ejecutoria continental. Después de todo, ellos son expertos en la “guerra sucia” que atormentó a los peruanos en el pasado reciente y que bien podría volver a la escena para escarmentar a los trabajadores y a la juventud.
Después de todo asoman evidentes los preparativos para esta “guerra sucia”. No sólo porque aparecen nuevamente en el país comandos secretos maestramente adiestrados que aniquilan personas, sino también porque crece el espiral de la violencia sin consideración alguna. Y, como telón de fondo, se aproxima además el fin del juicio a Alberto Fujimori, a quien sus seguidores han proclamado ya “inocente” y para quien la Fiscalía ha pedido 30 años de prisión, pero al que se le ha ofertado, por distintas vías, indultos decisivos.
La caja de la cautivante esposa de Epimeteo, aún nos deparará muchas sorpresas.
Es esta Fiscal la que impulsó la investigación de los petroaudios a partir de Octubre y -absorbido el escándalo por los aparatos mafiosos del Estado - ahora estaba impulsando la investigación de los chuponeadores. Pero es también la cabeza del Ministerio Público frente a un Poder Judicial en donde muchos afirman con el nuevo Presidente de la Corte Suprema a vuelto a tener control el fujimontesinismo justo en las vísperas de la sentencia que debe condenar a Alberto Fujimori, jefe de la red mafiosa que intenta recuperarse.
¿Quieren castigar a Gladys Echaìz porque no quiso transar abierta o tácitamente con la red mafiosa que logrò mantener el montesinismo dentro y fuera de los aparatos de inteligencia de una sector de las instituciones armadas y que es uno de los factores del poder que ostenta la mafia que intenta reciclarse como alternativa política?
Este sábado 30 de Enero marca un hito en este combate: el pacto de Alan García con el sector más cercano al fujimontesinismo en la FFAA muestra sus límites y peligros. Que el Vicepresidente del Poder Ejecutivo y el Vicepresidente del Poder Legislativo sean connotados fujimoristas y que el Presidente del Poder Judicial muestre tanta simpatìa por la misma corriente ¿no serà algo exagerado? Y la lucha por el manejo de los negocios del Estado con los procedimientos mafiosos se ha intensificado.
Si Alan Garcìa deja el Gobierno volvería el fujimorismo militar a controlar el poder con el Vicepresidente Giampetri .Si el Vicepresidente del Congreso, Aguinaga, es el médico de cabecera de Fujimori ¿No estarán tensando sus fuerzas para consolidar su poder desplazando o amedrentando a la Fiscal de la Naciòn?
En cualquier caso, las fuerzas mayoritarias del Perù, sociales políticas y gremiales, profesionales no pueden permanecer indiferentes o solos como espectadoras de una lucha crucial entre democracia y terrorismo de estado en las alturas del poder político y económico. Deben pronunciarse, unificarse, salir a la calles y alertar a todos los peruanos: democracia sí, corrupción y dictadura no.
Nota: reproducimos un artículo de G. Espinoza escrito antes del atentado con antecedentes sobre el tema.
LA CAJA DE PANDORA
Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*)
De acuerdo con la mitología griega Zeus, el Padre de los Dioses quiso premiar a Epimeteo, y le envió a una bella que lo sedujo y lo convirtió en responsable de todas las desgracias. Antítesis del titán Prometeo, Epimeteo su hermano se ligó a la curiosa Pandora y no pudo evitar que ella abriera una jarra que contenía todos los males que fueron esparcidos por el mundo afectando la vida de los hombres. Desde entonces se suela hablar de “la caja de Pandora” cuando se alude a las desgracias que se pueden descargar sobre un colectivo social en una coyuntura concreta. Y a eso se puede recurrir ahora en el Perú cuando los “audios” que revelaron inicialmente negocios turbios en concesiones petroleras, se extendieron raudamente abarcando los más diversos planos.
Ahora se sabe que los dichosos audios no tuvieron sólo incidencia en el rubro de contratos. Aunque sólo se conoce el 8% del material incautado, ya se puso en evidencia una estructura de dimensiones aún incalculables que compromete a los servicios de inteligencia de nuestro país y del exterior y que revela planes golpistas de significativo relieve.
Las cosas han adquirido tal magnitud que incluso un congresista de la República ha aludido a un Golpe de Estado en marcha, sugiriendo la participación de efectivos navales en retiro y en actividad, empeñados en derrocar al Presidente Alan García imponiendo al país una nueva conducción política.
El escepticismo con el que ha sido tomada la noticia en distintos segmentos de la sociedad, tiene una explicación: ¿qué sentido tendría que la derecha más reaccionaria busque quitar de su puesto a un Mandatario que aplica dócilmente sus planes de dominación y sirve sin chistar los intereses del Gran Capital? ¿Para qué necesitaría la reacción un cambio en la conducción del país cuando bien podría estar plácidamente conforme con la que hoy tiene?
Precisemos, entonces un poco. Lo primero que salta a luz es que la derecha votó por Alan García “tapándose la nariz” en el 2006. No lo hizo porque quisiera al mandatario ni por que confiara en él. Lo hizo acosada por el pánico que le generaba la posibilidad que arribara a la dirección del Estado un candidato que prometía insertar al Perú en el emergente escenario sudamericano, en el que Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales llevan hoy la voz cantante.
Hoy, que lograron su propósito en esa circunstancia, bien podría la reacción estar interesada en librarse de García en precaución de un imaginario cambio cualquiera por parte de un Presidente proclive a las volteretas más alucinantes.
Por lo demás, es claro que ni la derecha ni el imperialismo confían realmente en los denominados “conversos”, los que un día sustentaron una opción y luego se pusieron a la sombra de los poderosos para cantar otra melodía. Pueden valerse de ellos, usarlos incluso, pero estarán dispuestos a echarlos a un lado apenas no los necesiten más, por precaución y por higiene. Y un mandatario que perdió su encanto y su posibilidad de ganar la adhesión de multitudes, ya no les interesa. Cumplió su papel, y eso ya es suficiente.
Finalmente el riego que corrió la derecha en el 2006 no ha desaparecido plenamente. Podría repetirse en los comicios del 2011. En ellos, el mismo candidato que les quitó el resuello en el evento anterior podría amagar nuevamente sus predios y atormentar sus vigilias. Y ya no estará García, en ningún caso, en la posibilidad de ser candidato, con el agravante que la derecha, en el lapso transcurrido tampoco ha sido capaz de promover figuras nuevas que estén en condiciones de sacarle las castañas del fuego.
Si carece de imágenes naturales, ¿qué sentido tiene jugarse a las cartas conocidas en comicios pseudo “democráticos”? ¿Por qué no, entonces, pensar en la posibilidad de patear el tablero y cambiar radicalmente las reglas del juego?
Y es que, en efecto, la derecha más reaccionaria podría estar fácilmente dispuesta a renunciar al escenario formal y entrar en un campo minado, pero ciertamente más sugerente para sus planes. Tal vez el único al que podrían recurrir.
Desplazar de la jefatura del Estado al Presidente García a través de un “golpe de mano” más o menos tranquilo, podría poner en lisa una “sucesión constitucional” por la que se jugaría entera la reacción. De ese modo, asumiría la conducción del Estado el Primer Vicepresidente, el Vicealmirante Luís Giampietri, a quien hoy -se asegura- altos mandos de la Armada consideran el verdadero “Presidente” del país.
Un “gobierno” conducido con “mano dura”, que “no tiemble” ante la subversión y que esté plenamente dispuesto a “acabar con el terrorismo a cualquier precio” podría afianzarse con el apoyo cerrado de la clase dominante y el gran capital. Y si fuera capaz, adicionalmente, de sacar de la circulación al candidato opositor Ollanta Humala, bien podría aglutinar a toda la derecha para marchar a comicios regimentados que pusieran al Marino en Palacio de Gobierno por cinco años más a partir del 2011. Después de todo, ganas no les falta a los golpistas de siempre.
Quienes, desde diversos medios de comunicación, impactados por la idea, han pretendido buscar a Giampietri en procura de una explicación, lo han encontrado internado en la emergencia de un hospital afectado de males cardiacos u otros. Podría ser la tensión del momento, o la coartada perfecta. Muchos misterios, decía Shakespeare, se esconden entre el día y a noche.
Quizá todo ello explique el conjunto de serpientes que han salido esta vez de la Caja de Pandora: una banda encubierta dedicada al espionaje industrial; un núcleo de oficiales de la armada dirigido por el capitán Elías Ponce Feijóo; un instrumental sofisticado que hasta hoy incluye 29 CPU, 3 Laptop, 26 discos duros, 246 diskettes, 672 CDs y 25 USB según versión de la revista “Caretas”; un conjunto de casas, viviendas, oficinas y vehículos de origen aún no determinado; y vínculos con el Poder Político, el Poder Judicial, la Policía y la institución castrense, a más de relaciones frondosas con personalidades encopetadas y caracterizadas por su imagen formalmente “proba” como Alfredo Barnechea, Rafael Rey y algunos otros.
Sin duda un arsenal no sólo de fuego, sino también de recursos, conexiones y posibilidades de acción operativa que bien podría imponer al pueblo peruano el régimen más nefasto de la historia peruana en lo que va de este siglo.
A él, no serían en absoluto ajenos servicios de inteligencia del exterior y entidades del crimen que tienen conocida ejecutoria continental. Después de todo, ellos son expertos en la “guerra sucia” que atormentó a los peruanos en el pasado reciente y que bien podría volver a la escena para escarmentar a los trabajadores y a la juventud.
Después de todo asoman evidentes los preparativos para esta “guerra sucia”. No sólo porque aparecen nuevamente en el país comandos secretos maestramente adiestrados que aniquilan personas, sino también porque crece el espiral de la violencia sin consideración alguna. Y, como telón de fondo, se aproxima además el fin del juicio a Alberto Fujimori, a quien sus seguidores han proclamado ya “inocente” y para quien la Fiscalía ha pedido 30 años de prisión, pero al que se le ha ofertado, por distintas vías, indultos decisivos.
La caja de la cautivante esposa de Epimeteo, aún nos deparará muchas sorpresas.
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