MAS LUCES QUE SOMBRAS EN GUILLERMO THORNDICKE

Difícil encontrar mejor y mas objetiva semblanza de Guillermo Thorndicke que la hecha inmediatamente, el día de su muerte, por César Hildebrandt:

"De otra manera tendríamos que repasar la vida de un hombre extraordinariamente talentoso que hizo todo lo posible para ser recordado no por su talento sino por las debilidades de su carácter y varias veces demostrada falta de escrúpulos.
Todo en Thorndike fue contradictorio. Creaba publicaciones que luego quería asesinar, amasaba fortunas sólo para darse el gusto de dilapidarlas, escribía libros por encargo mientras se apasionaba siguiéndole la pista al más puro de los peruanos –quizás debiera decir al único peruano digno de asociarse con la pureza-: Miguel Grau. Era casi como sumergirse en Grau para sacarse el sarro de tantas inmersiones en los manglares del oficio.
Fundó “La República” pero dirigió “La Razón” fujimorista, se jugó por Velasco pero trabajó al lado de Ramírez Erazo, fue el padre de un estilo que consistía en titular a gritos pero también fue padrino de Pepe Olaya.

¿Qué recordar de él, para ser justos y amables a la hora de su muerte?"

Hay en el Perú gente genial en el periodismo y en la política. Te contagian entusiasmo y ganas desmesuradas de luchar, de arriesgar. Ganas de hablarle a millones de compatriotas y convocarlos a superar los problemas más difíciles para construir la patria. Pero a los pocos años encuentras sus limitaciones, sus mezquindades. Y entonces entra la tentación de caer en la etapa de la prudencia, de cuidarse...de sobrevivir. No hay que caer en esa tentación malsana.
Conocí a Guillermo Thorndicke en el Diario de Marka, Enero, 1981.Habìamos lanzado días antes una visión nueva del problema económico y agrario en el informe EL HAMBRE PUEDE EVITARSE, SR. ULLOA. Iniciábamos un combate de décadas que hasta hoy continua sin tregua.
Me había fascinado su novela NO, MI GENERAL. Pero cuando con el como nuevo director íbamos a continuar en esa pelea vino la Guerra del Falso Paquisha y toda la energía del periódico se volcó para allá.
Después lo encontré dirigiendo el Diario La República, poco antes de conocer a Gustavo Mohme. Y lo seguí de cerca cuando hizo campaña por el joven Alan en 1985. Sus libros sobre la Guerra del Pacifico nos conmovieron. Lo reencontré trabajando con BELMONT contra la dictadura de Fujimori y juntos dimos la batalla del Canal 11 contra el fraude electoral de 1995. Alguna vez Ricardo Belmont rescatará esos archivos y se verá como no todos los peruanos nos rendimos ante el abuso y como un pequeño sector nunca aceptamos callarnos a cambio de un lugarcito en el Congreso o en los medios.
Pero en 1999, en plena lucha contra la dictadura corrupta que había comprado casi todos los medios de comunicación y nos atacaba para encubrir la corrupción generalizada...encontramos a Guillermo manejando el periodismo sucio del Canal 2 de Montesinos y los Winter. Hasta quiso burlarse de nuestra lucha digna contra un régimen repugnante. Nunca lo consiguió nuestro antiguo amigo.
Por eso me parece justo y objetivo el homenaje que le hicieron estos días Ricardo Belmont y Cesar Hildebrandt. Guillermo fue un tipo genial, un periodista increíble un peruano actual con luces y sombras. Espero que sus hijos hayan heredado sus talentos desmesurados y no sus contradicciones. El Perú los necesita.

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