El sábado 15 de Septiembre de 1973 en el Estadio Chile (cerca de
Por coincidencia esa misma noche, mi hermano Javier y yo, así como otros peruanos que estudiábamos o trabajábamos en Chile salvamos de milagro la vida cuando unos 40 soldados allanaron nuestro edificio y estuvieron a punto de fusilarnos. Nos salvó el coraje de los vecinos que se negaron a acusarnos de "extremistas" y nuestra precaución al habernos inscrito el mismo 11 de Septiembre en el cercano Retén o Comisaría de Carabineros. Pero Javier había coincidido con la visita de Víctor Jara a Arequipa (donde Pedro, mi hermano mayor siempre difundió sus canciones), pocos días antes y recién había llegado a Santiago. Y por ello aún no había renovado su visa de estudiante. Fué por ello llevado al Estadio Chile, golpeado y liberado en la madrugada, en pleno toque de queda, a muchas cuadras de Sazié 2491, nuestro domicilio.
Javier llegó a casa sin encontrarse con ninguna patrulla militar, lo que le hubiera significado la muerte. En cambio, Víctor Jara, como ahora se sabe, esa misma noche fué asesinado.
Aquí presentamos algunos de los materiales dee sta experiencia aleccionadora para nuestro trabajo futuro.
M. Lajo, Julio 2009
Finalmente salieron a la luz los pormenores de uno de los crímenes más horrendos consumados por la dictadura fascista de Pinochet a poco del Golpe del 11 de septiembre de 1973. Ahora se conoce a los autores materiales del hecho y puede accionar la justicia. El relato que insertamos fue publicado por
Le sucedió al ex conscripto José Paredes Márquez (54), que hoy apenas sabe escribir y sobrevive como obrero de la construcción. Con lágrimas en los ojos, apenas pudo dibujar su nombre en las cuatro hojas donde dejó estampada su declaración judicial, en la que nombra a quienes presenciaron y participaron en el ritual de muerte al que Jara Martínez fue sometido la noche del 15 de septiembre de 1973. El autor del disparo mortal está identificado, localizado y sólo se espera cerrar el círculo policial para caer sobre él. No se trata sólo de un testimonio, se trata de varios que lo sitúan en el tiempo y en el espacio, en el mismo lugar en que estaba Paredes Márquez.
En la declaración judicial de José Paredes, a la que este medio tuvo acceso exclusivo a través de fuentes de tribunales que
Así se supo de la presencia de miembros de Tejas Verdes en el Estadio Chile. Y como existen otros procesos por muertes y torturas ocurridas al interior de ese lugar, algunos conscriptos se excusaron diciendo que estaban en Santiago. Fue a ese grupo al que los investigadores de
Horas previas al golpe de Estado, su unidad fue destinada a Arsenales de Guerra y luego, llegó a un punto de control en el cruce Padre Hurtado (Camino a Melipilla). Al día siguiente, el 12 de septiembre son destinados a
El 15 de septiembre, cuando llegan al Estadio Chile, "mis compañeros conscriptos me empiezan a comentar que en el lugar estaban detenidos el director de Gendarmería, Litre Quiroga, el cantautor Víctor Jara y el director de Investigaciones, Coco Paredes", dice la declaración donde el ex conscripto también relata al juez y policías que al día siguiente el "teniente Barrientos me va a buscar y me señala que me dirija al sector del subterráneo, concurriendo para ello por el pasillo del segundo piso, oriente".
Paredes relata que en este lugar lo apostaron en un camarín como guardia mientras "había oficiales de otro regimiento, ignorando su grado, pero eran alrededor de cinco o seis con tenidas de combate, quienes escribían en unos papeles los datos que les preguntaban al detenido, el cual estaba sentado frente a un escritorio". Paredes no podía observar si los interrogatorios eran con tortura.
Cerca de las 19 horas, continúa el relato, "llegaron los tenientes Barrientos y ‘El Loco’, quienes traían un detenido y me llaman junto al conscripto Francisco Quiroz, donde me indican que era Víctor Jara y empezamos a insultarlo por su condición de comunista, reconociendo a esta persona en ese instante como Víctor Jara, ya que no lo conocía previamente. Lo dejaron en ese lugar, siendo custodiado por Quiroz".
Los detenidos iban y venían, dice Paredes, al igual que los oficiales interrogadores. Para el 17 de septiembre, cerca de las 21 horas, "estando de centinela, observé el ingreso de aproximadamente 15 detenidos, quienes eran traídos por otros funcionarios de Ejército de otra repartición, ignorando cuál. Entre estos detenidos estaban Víctor Jara y Litre Quiroga, a quienes lo colocan frente a la pared", contó. Antes de llegar al momento más dramático del relato que revela la forma en que muere el artista y el resto de los detenidos, el conscripto dice que los interrogadores se han marchado.
"Después de las 21 horas llegan los oficiales de
El rito sangriento de "El Loco" continúa: "Lo coloca (a Víctor) hacia la pared y da vuelta la nuez y le dispara, cayendo al suelo y después nos ordena; es decir, a mí y a Quiroz, darle una ráfaga del fusil SIG en el cuerpo, sin precisar ninguna parte, sino en forma horizontal".
Las tesis policiales acá pueden aclarar algo. El protocolo de autopsia revela dos disparos en la sien derecha, "16 orificios de entrada y 12 orificios de salida de diferentes tamaños; en el abdomen hay 6 orificios de entrada de bala y 4 de salida; en la extremidad superior derecha hay 2 heridas a bala transfixiante; en las extremidades inferiores hay 18 orificios de entrada de bala y 14 de salida". Es decir, descargas que suman en total 44 proyectiles calibre 7.65, la munición del tipo de fusil (SIG) usado.
Cada arma utiliza un cargador con 20 municiones, lo que implica que se utilizaron más de tres para completar el trabajo sucio. Fuentes consultadas no descartan que en el lugar se haya descargado una primera ráfaga y luego, en otro sitio, una segunda. Esto, debido a las características del lugar que presentaba riesgo de rebote de proyectiles, esquirlas y escombros de las baldosas destruidas por los tiros.
Consultado sobre la certeza de que se trataba de Jara, el ex conscripto, que en ese momento sólo tenía 18 años, asegura que "sí, ya que previamente me había burlado de él y sabía perfectamente quién era Víctor Jara y observé cuando le dispara y por orden del "Loco" tuve que dispararle una ráfaga en su cuerpo".
Unos camilleros quienes trasladan a Víctor Jara a una ambulancia, fueron llamados en ese momento por "El Loco". Pero el terror no se detuvo, porque ahora era el turno del resto de los detenidos, incluidos Quiroga y Paredes. Y la solución vino de una manera más directa, según José Paredes Márquez.
"Posteriormente salgo y me quedo en la puerta del mismo camarín como centinela, junto a Quiroz, e ingresan los oficiales Barrientos, R. S. J. (identidad reservada), quienes junto a Haase y "El Loco" empiezan a dispararle, tiro a tiro, con el fusil SIG a los demás detenidos que se encontraban en el interior del camarín. Después de esto, llega un enfermero con una camilla y empieza a sacar los cuerpos y los lleva hacia la ambulancia", revela. Tras mostrarle un set fotográfico actualizado, Paredes va reconociendo uno a uno a sus jefes, los oficiales que ordenan y comandan la matanza.
Al "Loco" lo reconoce en un 70% "debido al tiempo transcurrido, pero sí estoy seguro que la persona que le disparó a Víctor Jara Martínez, era él, ya que era de mi mismo regimiento y lo veía constantemente... Era más bien pelusa y loco, de hecho era conocido como "El Loco", además que era comando, boina negra".
Sobre Nelson Haase Mazzei, el teniente de mayor rango, dice que "reconozco su fotografía en un 80%. Debo hacer presente que las características de Haase era muy apegado a la disciplina militar".
"El Loco" está cercado, ya no tiene escapatoria. Es sólo cuestión de horas. Después de 36 años, al menos en este caso, el olvido se llenó de memoria.
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