5/05/2009

PRESENTACION HOMENAJE A PEDRO HUILCA

Pedro Huilca fué un admirado amigo del suscrito, Manuel Lajo, y del equipo del CENES. No solo apoyó públicamente mi candidatura al CCD en 1992 a pesar que su partido, el PCP había decidido -con razones muy respetables-no participar en este evento al que fué obligado el dictador y su entorno ya corrupto. Con Pedro Huilca estuvimos durante varios años de toda la década de 1980 confluyendo en las acciones de lucha entre los sindicatos y los productores agrarios y campesinos (CUNA, Consejo Unitario Nacional Agrario, precursor del actual CONVEAGRO). Y sin duda fué asesinado el mismo día en que el dictador dió a conocer los "resultados" del Fraude que veníamos denunciando desde antes del mismo. Su muerte fué una forma de frenar la protesta. Fué un psicosocial criminal como los muchos -entre otros, el "Caso Lajo" que la mafia usó como arma perversa de la política criolla-
El CCD y la actual Constitución del Perú son producto del fraude electoral fujimontesinista de 1992 y 1993. Con Pedro Huilca y Gustavo Mohme combatimos esos fraudes sin transacciones, como también el fraude de 1995 a pesar que fuimos -con mohme-elegidos Congresistas en Abril del 95. Otros "opositores" encubrieron los fraudes y solo abrieron la boca en el 2000, porque les convenía en lo personal. Allá ellos.
Por eso en nuestro "Refundemos la Política" hemos resumido nuestro homenaje a Huilca, "Semilla del Perú del Siglo XXI"

Manuel Lajo, 1 de Mayo 2009

Reproducido de: CORREO DE LA RESISTENCIAINDIGENA Nº 673
3 de Mayo del 2009
Autor: El Sol
Fuente: El Sol
Fecha: 2009-05-02


EL INKA PEDRO HUILCA TECCSE











El Sol * / Mariátegui 22/12/08

Han transcurrido 16 años del sensible fallecimiento del "Mártir del Sindicalismo", Pedro Huilca Tecse, quien fuera cobarde y vilmente asesinado en la puerta de su domicilio un 18 de diciembre de 1992. La trágica noticia del máximo líder, de ese entonces, no cabía en ninguna mente ni en los corazones por lo absurdo y cruel que fue su partida. No existe justificación posible para el asesinato y menos si quienes cometieron este deleznable hecho dijeron defender los intereses de las mayorías de nuestro país.
Huilca Tecse sabía que los tiempos habían cambiado y que era el momento de probar nuevas formas de hacer respetar los derechos laborales. Sabía que lo más urgente para miles de trabajadores, victimas de la recesión era conseguir ingresos. Por esta razón, conversaba con algunos ministros de Estado para que los emplease en la construcción de carreteras y casas que su sector tenía programado realizar.
Estaba consciente que tenía que "recomponer su frente interno". La Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) necesitaba un cambio total.
En febrero de 1993 se realizaría una Conferencia Nacional de Organización, donde iba a anunciar los pasos para dar este cambio. Más aún, iba a exigir un balance económico y evaluaciones de la representación sindical de los directivos de su propia central. Durante los nueve meses de su gestión había detectado problemas que hacían imprescindible esta "purga en casa"
Este conjunto de acciones habrían corroborado lo que ya se anunciaba desde que Pedro Huilca asumiera la difícil gestión al frente de la CGTP, él era un líder capaz de impulsar y renovar el alicaído movimiento sindical peruano.

Cuando la historia empezó
El 4 de diciembre de 1949 en el distrito de Ccorcca (Cusco), Pedro, el hijo del subprefecto Prudencio Huilca nació y quedó huérfano, pues su madre, Paula Tecse, murió al traerlo al mundo. Su historia comenzó a cambiar cuando tenía ocho años, una comerciante llegó a Ccorcca, conoció al pequeño huérfano prácticamente abandonado.
Movida por la situación del niño, la señora Isabel Farfán de Calderón esperó que viniera su padre para pedirle su autorización y llevárselo. "Quiero criarlo con mis hijos", le dijo la comerciante, Don Prudencio aceptó. Poco tiempo después, los Calderón pasaron a ser sus únicos padres, pues el subprefecto de Ccorcca desapareció buscando oro en Puerto Maldonado (Madre de Dios) cuando el menor tenía nueve años.Así fue que el futuro líder sindical cambió su suerte de campesino por la de hijo de una pareja comerciante de la ciudad imperial. Pedro Huilca estudió en los mismos colegios que sus hermanos adoptivos: primero en la escuela fiscal 487 de Nueva Alta y secundaría en el Colegio Nacional de Ciencias. "Quiero que estudies donde yo hice mi secundaría", le dijo el señor Humberto Calderón cuando lo matriculó.
Apenas salió del colegio empezó a trabajar, circunstancias que no le permitieron seguir sus estudios superiores, porque primero que sus padres no disponían de recursos para enviarlo a la universidad. Casi al mismo tiempo que terminada la secundaría, inició una relación efectiva con Enriqueta Gutiérrez, quien le dio su primer hijo a quien lo llamó Pedro como él y Humberto como su padre adoptivo.
Casado y con un hijo tenía que trabajar para mantener a su familia luego la familia había aumentado. Al varón le siguieron dos niñas, Flor de María y Katiuska. Pero la relación con Enriqueta naufragaba y se separaron, pero esto no lo alejo de los niños, siempre se esforzaba por compartir su tiempo entre las labores sindicales y el trabajo para mantener a los niños.
También se había dado tiempo para cumplir un anhelo pendiente, la universidad. Había ingresado al programa de Derecho de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), donde conoció a Martha Flores.
Para él, conocerla fue encontrar ese alguien que sabía comprender y compartir sus tareas sindicales por ser también estudiante, trabajadora y dirigente. El avanzaba en su labor al frente del Sindicato de Construcción Civil y de la Federación de Trabajadores, dos cargos al mismo tiempo. Consiguió que el alcalde de ese entonces, Echegaray firmara un convenio con los obreros de Construcción Civil para trabajar en las obras municipales.
También empezaron los días difíciles de las amenazas, los juicios y las detenciones. Una de estas fue la que sufrió en la cárcel de Quenqoro en mayo de 1977; el delito, haber participado en una huelga de maestros como secretario de la FDTC. Pero en medio de las dificultades también recibía el apoyo de las bases quienes realizaron una manifestación en las afueras del penal.
Un día de noviembre de 1979 le dijo a Martha: "Me han elegido secretario general de Construcción Civil"; por tanto, después de cinco años en el trabajo sindical del Cusco, pasó a ocupar el cargo principal al frente de la federación de su sector. "Para un provinciano como yo fue una sorpresa ser elegido secretario general de la Federación", expresó en ese momento.
Pedro Huilca Tecese, ocupó el cargo de secretario general del Sindicato de Construcción Civil del Cusco hasta en dos oportunidades así como de la Federación Nacional de Construcción Civil, cargo que lo llevó a alejarse de la ciudad imperial. Su esposa en esta oportunidad no pudo acompañarlo debido a que ella no podía dejar de trabajar en el mercado. Pero Martha constantemente lo iba a visitar a la ciudad de Lima.
Logros de Pedro Huilca
Poco a poco, Pedro Huilca fue articulando un pliego nacional que incluía desde salarios hasta la creación de una bolsa de trabajo para los obreros de Construcción Civil. Las conquistas llegaron con esfuerzo como por ejemplo la jubilación a los 55 años de los obreros del gremio, salario especial, viviendas, centros recreacionales. También durante los doce años que estuvo al frente de la federación, se institucionalizó el 25 de octubre de cada año como "Día de Construcción Civil".
De igual modo, consiguió que en 1989 el Senado apruebe el proyecto para la creación de uno de sus caros proyectos "La Bolsa de Trabajo". "Yo no había nacido todavía cuando los obreros de la construcción ya había iniciado su lucha por la Bolsa de Trabajo", dijo a los obreros cuando les comunicó el triunfo.
Llegó a ser secretario general comunista de la CGTP. Probablemente, se recuerde como la primera que lanzó abiertas criticas a su propio partido. Ese fue otro frente el de combatir dogmas. En su última intervención ante el Comité Central del PC, en octubre de 1992 criticó la neutralidad observada durante el golpe de estado del 5 de abril, la subestimación del debate ideológico, el no haber asimilado la renovación partidaria y el cubileteo político. Y les advirtió del peligro de la desaparición.
Marchó por última vez por las calles de Lima, el jueves 17 de diciembre de 1992, protestando contra las medidas antilaborales, como lo había hecho durante toda su vida, al día siguiente lo mataron.
Para recordar
Los días de su vida pueden pasar a la historia como una valiente búsqueda de cambio. Era el hombre que quería y hubiera podido cambiar el rumbo del sindicalismo peruano. Para ello, lo había preparado 43 años de una vida dedicada a luchar con las únicas armas que sí llevaba siempre consigo, su honestidad y su voluntad de trabajo.
"Cómo nos vamos a enfrentar a la violencia del terrorismo cuando tenemos cuatro millones y medio de trabajadores desocupados, cuando tenemos un contingente de jóvenes que no tienen puesto de trabajo y no tienen un salario. Cómo persuadir a nuestra juventud y decirle mira, no vayas por el camino equivocado, no escuches los cantos de sirena del terrorismo y de la violencia, escoge el camino del Estado de Derecho de la democracia, cuando la democracia y el Estado de Derecho no son capaces de ofrecer un puesto de trabajo y un salario para resistir la crisis", fueron las palabras de Pedro Huilca Tecse en noviembre de 1992.



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